¿Por qué se formaliza la escritura de hipoteca ante notario?

Para la formalización de la hipoteca hay una última fase que implica la intervención de un notario. Éste se encargará de acreditar los datos del contrato, asegurarse de que las partes están de acuerdo en todas las cláusulas y, finalmente, el notario deberá formalizar la escritura.

Escritura y Notario

La fase final para la formalización del préstamo implica la intervención de un notario, que tendrá la tarea de acreditar los datos del contrato, asegurarse de que las partes están de acuerdo en todas las cláusulas y, finalmente, formalizar la escritura.

Por tanto, por ley, la firma del notario es imprescindible para que el préstamo adquiera valor y eficacia jurídica, garantizando los derechos y obligaciones de ambas partes, es decir, del prestamista y del prestatario. De ello se deduce que para abrir una hipoteca, por ejemplo para una primera vivienda, habrá que incluir los honorarios del notario entre los diversos gastos a sufragar.

¿Por qué se necesita un notario para abrir una hipoteca?

La hipoteca debe estipularse en forma de escritura pública, regulada por el artículo 2699 del Código Civil: es decir, debe firmarse en presencia de un notario público, que por ley está autorizado a atribuir fe pública a la escritura, es decir, a certificar la veracidad de los hechos ante él, cuando se estipula el contrato. Incluso ante un juez, el documento notarial debe considerarse veraz: sólo a través de un procedimiento judicial especial, que en Italia se denomina querela di falso, es posible impugnar la validez del documento público.

Además, la concesión de una hipoteca requiere la firma de un notario por otras dos razones importantes:

Para Notaria Ramallo inscribir la hipoteca sobre el bien inmueble: tal y como se define en el art. 2808 del Código Civil, la hipoteca es un derecho real de garantía que permite al acreedor expropiar un bien inmueble, ya sea propiedad del deudor o de un tercero, en caso de incumplimiento del contrato de préstamo por parte del deudor;
Atribuir a la escritura el valor de un «título ejecutivo»: de nuevo, en caso de que el deudor no cumpla con el pago del préstamo, el acreedor podrá proceder a la ejecución e iniciar un procedimiento a través del agente judicial.

El contrato hipotecario más habitual que se suele firmar ante notario es, sin duda, el que se establece entre el banco y el comprador de una vivienda. Si está en proceso de contratar su primera hipoteca y quiere tener claros todos los pasos necesarios para recibir el préstamo, la reunión con el notario es el último y delicado paso del proceso. Pero no te preocupes: antes de firmar el contrato, el notario se encargará de leer todas las cláusulas en presencia de ambas partes contratantes, es decir, tú y el banco que hayas elegido.

La escritura de hipoteca se compone de una quincena de artículos que se refieren, en primer lugar, al objeto del contrato y siguen con los detalles de la duración del mismo; el importe de la suma a devolver al banco con los intereses correspondientes; las condiciones de amortización anticipada del préstamo; la garantía hipotecaria con los seguros correspondientes y el valor del bien hipotecado; y, por último, los impuestos y gastos relacionados con el contrato, que suelen correr a cargo de la parte prestataria. Por último, están las condiciones generales del contrato en las que las partes contratantes declaran conocer, aceptar y aprobar las cláusulas objeto de la escritura de hipoteca.

El registro de la hipoteca para un préstamo hipotecario

En el caso de un préstamo hipotecario, el prestatario pignora como garantía del préstamo un bien inmueble (generalmente la propiedad que se va a comprar). En este caso concreto, el notario se encargará de inscribir la hipoteca en los registros de la propiedad y en el Registro de la Propiedad. ¿Qué significa esto? Por ley, la nota de inscripción de la hipoteca debe transcribirse en los registros públicos de la propiedad del lugar donde se encuentre el inmueble (art. 2817 del Código Civil). Esto supone una garantía para ambas partes contratantes, ya que tanto la hipoteca sobre el inmueble como la posible transmisión de la propiedad pasan a ser oficiales y de conocimiento público.

¿Cómo elegir un notario?

El notario desempeña, por tanto, un papel fundamental en la fase de constitución de la hipoteca. Por lo tanto, la elección del notario no debe tomarse a la ligera: «cuanto más notario, menos juez» (cit.), es decir, cuanto más puntual y preciso sea el trabajo del notario, menor será el riesgo de que la escritura sea impugnada por una de las partes contratantes.

En el imaginario común, la función del notario consiste en estampar una firma, pero ésta es sólo la última etapa de una tarea mucho más amplia. De hecho, el notario:

  • verifica la inexistencia de cláusulas abusivas en perjuicio del cliente;
  • verifica la titularidad y disponibilidad de la inscripción hipotecaria sobre el inmueble otorgado en garantía
  • examina la validez y veracidad del contrato
  • previene posibles fraudes en perjuicio de ambas partes contratantes.

Así que, además de elegir la hipoteca adecuada, también es buena idea ponerse en contacto con el notario adecuado: para hacer la elección correcta, le aconsejamos que tenga en cuenta diversas variables, como el coste, la experiencia jurídica.