5 consejos rápidos de gestión del aula para profesores noveles

En mi primer año de docencia cometí un buen número de errores que todavía me hacen estremecer. Sin embargo, aprendí. Y es justo decir que cuando se trata de gestionar aulas de formación, la mayor parte de lo que aprendemos como nuevos profesores es una prueba de fuego. También es inteligente prestar atención a los consejos de quienes han caminado -y tropezado- antes que tú. Si tiene problemas con la disciplina, aquí tiene cinco consejos que puede empezar a utilizar de inmediato.

CONSEJOS DE GESTIÓN DEL AULA PARA NUEVOS PROFESORES

1. Utilice una voz normal y natural: ¿Enseña con su voz normal? Todos los profesores pueden recordar esto del primer año en el aula: pasar esos primeros meses hablando a un volumen superior al normal hasta que un día se pierde la voz.

Levantar la voz para llamar la atención de los alumnos no es lo mejor, y el estrés que provoca y las vibraciones que genera en el aula no merecen la pena. Los alumnos reflejarán tu nivel de voz, así que evita usar esa voz semigritante. Si queremos que los niños hablen a un volumen normal y agradable, debemos hacer lo mismo.

También debes diferenciar tu tono. Si les pides a los alumnos que guarden sus cuadernos y se coloquen en sus grupos, asegúrate de utilizar un tono declarativo y práctico. Si está haciendo una pregunta sobre un personaje de una historia corta, o sobre las contribuciones hechas por el Imperio Romano, utilice un tono invitante y conversacional.

2. Habla sólo cuando los alumnos estén tranquilos y preparados: Esta perla de oro me la dio un veterano de 20 años cuando estaba en mi primer año. Me dijo que debía esperar y luego esperar un poco más hasta que todos los alumnos estuvieran tranquilos.

Así que lo intenté; luché contra la tentación de hablar. A veces esperaba mucho más de lo que creía que podía aguantar. Poco a poco, los alumnos se iban señalando unos a otros: «Shh, está intentando decirnos algo», «Vamos, dejad de hablar» y «Eh, chicos, callaos». Ellos hicieron todo el trabajo por mí.

3. Utiliza las señales de mano y otros tipos de comunicación no verbal: Mantener una mano en el aire y hacer contacto visual con los alumnos es una forma estupenda de tranquilizar a la clase y conseguir que te presten atención. Los alumnos tardan un tiempo en acostumbrarse a esta rutina, pero funciona de maravilla. Pídales que levanten la mano junto con usted hasta que todas estén levantadas. Entonces baja la tuya y habla.

Apagar y encender las luces una vez para captar la atención de los alumnos es un método antiguo pero bueno. También puede ser algo que hagas de forma rutinaria para hacerles saber que tienen tres minutos para terminar una tarea o limpiar, etc.

Con los alumnos más jóvenes, pruebe a aplaudir tres veces y enseñe a los niños a aplaudir rápidamente dos veces. Esta es una forma divertida y activa de conseguir su atención y que todos los ojos se fijen en ti.

4. Aborde los problemas de comportamiento con rapidez y prudencia: Asegúrese de abordar un problema entre usted y un alumno o entre dos alumnos lo antes posible. Los malos sentimientos -de su parte o de los alumnos- pueden convertirse rápidamente en montañas.

Para manejar esos conflictos con prudencia, usted y el alumno deben alejarse de los demás estudiantes, tal vez en la puerta del aula. Si es posible, espere a que termine la clase, evitando interrumpirla. Haga preguntas ingenuas como: «¿Cómo puedo ayudarle?». No acuse al niño de nada. Actúe como si le importara, aunque en ese momento tenga el sentimiento contrario. El alumno suele desarmarse porque puede estar esperando que te enfades y te enfrentes.